"no sirve la misma forma para todos, cada uno inventa la suya, la suya propia, hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente del río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es la que importa (…) A no ser que esos tales ríos no tengan dos orillas sino muchas, que cada persona que lea sea, ella, su propia orilla, y que sea suya y sólo suya, la orilla ala que debe llegar.”
Extremo
Acrílico sobre tela - 80 x 100cm -2007
Límite
Acrílico sobre tela - 50 x 60cm - 2007
Acrílico sobre madera - 72 x 110cm - 2009
... Mi noche nunca es aurora que llega por la mañana, es una larga corniza, que da la vuelta a la nada.
Chabuca Granda.
Larga noche
Acrílico y arena sobre madera - 39 x 19.5cm - 2009
Espera
Acrílico sobre papel - 24 x 22.5 cm - 2009
Acrílico y arena sobre madera -18 x 39cm
Creer
Acrílico y arena sobre madera - 18 x 38cm - 2009
Ir
Acrílico y arena sobre madera - 40 x 24cm - 2009
Cruzar
Acrílico y arena sobre cartón entelado - 30 x 24cm - 2009
Seguir
Acrílico sobre tela - 50 x 100cm - 2009
Escribir
En la estremecida noche de mi eterno espejo,
aún sin fuerzas para retratarme,
el correntoso pensamiento,
escribe.
Es un paso adelante
Sobre la resbaladiza pendiente
Del recuerdo negro
En que me hunde la mañana.
El inconciente gesto
de las palabras no dichas
pone al blanco del papel
a bailar sinuoso
entre mis ásperas sombras.
En la paciencia sin tiempo
sin dudar me espera
el amarillo dorado,
que no está en estos renglones
sin horizonte.
Palpita insistente,
ya descolorida,
la herida arenosa.
Ni rojo furioso
Ni verde joven.
Mi libro presente
de numerosos otoños
opaca sus hojas
arruga sus párpados
oscureciendo el retrato
Camino al reencuentro
de aquellos colores
el lápiz libera
temblorosas palabras
bocetos del silencio.
Laura Aguilera
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre.
La poesía vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
Notas: http://ushuaiacultural.blogspot.com/2009/11/laura-aguilera-se-anima-cruzar-la-otra.html
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